Indígenas en el virreinato
LA NAVEGACION DEL
MUNDO INDIGENA DURANTE EL VIRREINATO
El primer virrey de nueva España. Don Antonio de Mendoza tuvo todos los
títulos que asumieron sus sucesores, menos uno el capitán general. Todo los
demás virreyes vinieron a México con los títulos de virrey gobernador capitán
general de nueva España y presidente general audiencia de México. En el
caso de Mendoza hubo que respetar la jurisdicción de la capitanía general
conferida a Hernán cortes. El sucesor de Mendoza, don Luis de Velazco nombrado
el 4 de julio de 1549 ya trajo el titulo de capitán general. Hernán cortes
había muerto un año y medio antes, el 2 de diciembre de 1547.
El virrey de la nueva España reunía en sus varias facultades, pero su
dignidad del presidente el rey, el alter ego del monarca, le otorga una
jerarquía superior a todos los demás, por altos que fueran los otros
funcionarios. La misma audiencia de México, por presidirla el virrey, la daba
poder sobre otras como la de Guadalajara y Guatemala.
Españoles o peninsulares
Los españoles nacidos en la península Ibérica que vinieron a América
tenían dentro de la colonia los mayores privilegios y estaban autorizados a
asumir los cargos más importantes del gobierno y de la administración; también
tenían derecho a la más alta jerarquía eclesiástica y del ejército.
Aunque, en general, los españoles
no provenían de la nobleza peninsular, era frecuente que accedieran a títulos
nobiliarios menores (como el que les confería el título de “hidalgos”) por sus
servicios a la Corona en las Indias.
Entre los españoles existían
grupos que se diferenciaban por su origen en a península Ibérica: por ejemplo,
la empresa colonizadora y conquistadora estuvo mayoritariamente en manos de los
castellanos, más tarde llegaron al continente los catalanes y los mallorquines
para organizar empresas comerciales. También se distinguían por su fortuna, o
por su lugar en la economía o la administración colonial: por ejemplo, los
encomenderos eran un grupo que, entre los españoles, tenían identidad propia y
solían actuar defendiendo sus intereses
.
Los criollos
Su nombre proviene del portugués "criullo", que significa “negro
criado en la casa del señor"; se llamaba así a los descendientes de
españoles nacidos en América. inicialmente, su número era muy reducido y
participaban de algunas de las empresas económicas coloniales y de ciertos
espacios en la administración colonial.
Los criollos eran parte del grupo
privilegiado por tratarse de “hombres blancos”, aunque no siempre lo eran
realmente, dada la frecuencia de los cruces de sangre entre españoles y
aborígenes. De todas maneras, no podían acceder a los cargos más altos de la
administración colonial, reservados para los españoles nacidos en Europa.
La existencia misma del criollo
ya definía en sí una categoría humana muy especial: era
activo, celoso del español, al que ridiculizaba o cuya importancia intentaba
atenuar y tenía un amor indudable a la tierra donde había nacido.
Esta discriminación fue motivo de
crecientes conflictos que se multiplicaban en la medida en la que la población
criolla crecía en número y exigía derechos similares a los españoles.
Dice
Felix Luna: "En esa época, provincias como La
Rioja o Catamarca eran virtualmente gobernadas por los criollos a través de los
cabildos. Se han hecho estudios de la composición de los cabildos de las
ciudades del interior, donde se ve que, salvo algún español —casi siempre un
comerciante que se había incorporado a la sociedad local—, los cabildos eran
manejados por descendientes de los conquistadores o de las viejas familias de
cada provincia. Esto nos hace pensar que la política que se desarrolló en el
país después de 1810, tan sutil, tan complicada, tuvo su antecedente en aquellos
cabildos donde el criollo y el español pujaban por el poder político y que le
dieron a los criollos y a sus descendientes un entrenamiento considerable en
estas lides."
Los españoles nacidos en la península Ibérica que vinieron a América tenían dentro de la colonia los mayores privilegios y estaban autorizados a asumir los cargos más importantes del gobierno y de la administración; también tenían derecho a la más alta jerarquía eclesiástica y del ejército.
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