Hongos
Características
Antes del desarrollo de los análisis moleculares de ARN y su
aplicación en la dilucidación de la filogenia del grupo, los taxónomos clasificaban a los hongos en el grupo de las plantas debido a la semejanza entre sus formas de vida (fundamentalmente, la
ausencia de locomoción y una morfología y ecología similares). Como ellas, los
hongos crecen en el suelo y, en el caso de las setas, forman cuerpos fructíferos
que en algunos casos guardan parecido con ejemplares de plantas, como los musgos. No
obstante, los estudios filogenéticos indicaron que forman parte de un reino
separado del de los animales y plantas, de los cuales se separó hace
aproximadamente mil millones de años.
Algunas de las características
morfológicas, bioquímicas y genéticas de los hongos son comunes a otros
organismos; no obstante, otras son diferentes, lo que permite su separación de
otros organismos vivos.
Aspectos comunes
Como otros eucariotas, los hongos poseen células delimitadas por una membrana plasmática rica en
esteroles y que contienen un núcleo que alberga el material genético en forma de
cromosomas. Este material genético contiene genes y otros
elementos codificantes así como elementos no codificantes, como los intrones. Poseen orgánulos
celulares, como las mitocondrias y los ribosomas de tipo 80S.8 Como
compuestos de reserva y glúcidos solubles poseen polialcoholes (p.e. el manitol), disacáridos (como la trehalosa) y polisacáridos (como el glucógeno, que, además, se encuentra presente en animales).
Al igual que los animales, los
hongos carecen de cloroplastos. Esto se debe a su carácter heterotrófico, que exige que obtengan como fuente de carbono, energía y poder
reductor compuestos orgánicos.
A semejanza de las plantas,
los hongos poseen pared
celular y vacuolas. Se reproducen de forma sexual y asexual, y, como los helechos y musgos, producen esporas. Debido a su ciclo vital, poseen núcleos haploides habitualmente, al igual que los musgos y las algas.
Los hongos guardan parecido
con euglenoides y bacterias. Todos ellos producen el aminoácido L-lisina mediante la vía de biosíntesis del ácido alfa-aminoadípico.
Las células de los hongos
suelen poseer un aspecto filamentoso, siendo tubulares y alargadas. En su
interior, es común que se encuentren varios núcleos; en sus extremos, zonas de
crecimiento, se da una agregación de vesículas que contienen proteínas, lípidos y moléculas orgánicas llamadas Spitzenkörper. Hongos y oomicetos poseen un tipo de crecimiento basado en hifas. Este hecho
es distintivo porque otros organismos filamentosos, las algas
verdes, forman cadenas de células uninucleadas mediante procesos de división
celular continuados.
Al igual que otras especies de
bacterias, animales y plantas, más de sesenta especies de hongos son bioluminiscentes (es decir, que producen luz).
Hongos medicinales
Desde el descubrimiento por Fleming de la penicilina como un metabolito del mecanismo antagónico que tienen los hongos
contra otros microorganismos, se ha desarrollado una gran industria para el
descubrimiento, separación y comercialización de nuevos antibióticos. Entre las especies medicinales
más importantes podemos citar el Penicillium notatum y Penicillium
chrysogenicum, de los que se extrae la penicilina, Ganoderma lucidum, Trametes versicolor
(o Coriolus v.), Agaricus blazei, Cordyceps sinensis y Grifola
frondosa, entre muchos otros.
Hongos contaminantes
Los hongos contaminantes resultan un grave problema para el hombre; dentro
de las setas cabe mencionar las que parasitan y pudren la madera, como Coniophara o las comúnmente
denominadas "orejas". Sin embargo, el mayor perjuicio se obtiene de
los hongos microscópicos, sobresaliendo los mohos que pueden atacar y degradar
tanto materiales como alimentos. Los hongos y mohos que parasitan materiales de
construcción y alimentos producen sustancias que, en ciertas
concentraciones, pueden resultar tóxicas para animales y el hombre.
Hongos venenosos
En la naturaleza, sólo ciertas variedades de hongos son comestibles, el
resto son tóxicos por ingestión pudiendo causar severos daños multisistémicos e
incluso la muerte. La Micología tiene estudios detallados sobre
estas variedades de hongos. Especies como la Amanita
phalloides, Cortinarius orellanus, Amanita muscaria, Chlorophyllum molybdites, Galerina
marginata o la Lepiota helveola debido a sus enzimas tóxicas para el ser humano causan
síntomas como: taquicardias, vómitos y cólicos dolorosos, sudor frío, exceso de
sed y caídas bruscas de la presión arterial, excreciones sanguinolentas. La
víctima contrae graves lesiones necróticas en todos los órganos especialmente
en el hígado y el riñón. Estos daños son
muchas veces irreparables y se requiere trasplante de órganos por lo general.
El reconocimiento de estos hongos requiere adquirir el reconocimiento
visual de la morfología de los hongos venenosos.
No existe ninguna regla general valida para su reconocimiento, la única forma
es conocerlos y reconocerlos.
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