El Jinete sin Cabeza
Se dice que en un
pueblo muy aislado de toda civilización se contaba la historia de un jinete que
acostumbraba a hacer su recorrido por las noches en un caballo muy hermoso, la
gente muy extrañada se preguntaba ¿que hombre tan raro por que hace eso?, ya
que no era muy usual que alguien saliera y menos por las noches, a hacer esos
recorridos.
En una noche muy oscura
y con fuertes relámpagos desapareció del lugar, sin dar señas de su desaparición.
Pasaron los años y la gente ya se había olvidado de esa persona, y fue en una noche igual a la que desapareció, que se escuchó nuevamente
la cabalgata de aquel caballo. Por la curiosidad muchas personas se asomaron, y
vieron un jinete cabalgar por las calles, fue cuando un relámpago cayó e
iluminó al jinete y lo que vieron fue que ese jinete no tenía cabeza. La gente
horrorizada se metió a sus casas y no se explicaban lo que habían visto...
Aparición de un anima del Purgatorio
Leyenda de la época colonial
En la villa de Toluca (que es del marques del Valle), una mujer
española, llamado Isabel Hernández, viéndose atribulado, fue á su confesor, que
se decía Fr. Benito de Pedroche, cómo estando acostada en su cama, había visto
al amanecer un hombre colgado en su aposento, con el hábito de la misericordia.
El confesor le dijo, que lo conjurase si tenía ánimo para ello, y le enseño el
modo como lo había de hacer. Apareciéndole este hombre otras dos ó tres veces,
hasta que un día, á la misma hora, estando ella acostada en su cama con otras
mujeres, por el temor que tenía, vio la misma visión, y lo conjuró y preguntó
qué era lo que quería.
El hombre le dijo quién era, y cómo había que estaba en purgatorio,
porque había levantado un falso testimonio á una doncella que quería casar un
sacerdote honrado, llamado Antonio Fraile, por lo cual la doncella no se casó.
Y que se había confesado de aquel pecado y tenido de él contricción; mas por
cuanto no le había restituido la honra, penaba todavía en el purgatorio. Y que
para muestra de la verdad que decía, que le preguntasen al Antonio Fraile si
esto era así. Y que por morir fuera de México no le había vuelto la honra; que de su parte se la volviesen y le
mandase decir algunas misas, porque luego saldría de purgatorio, y así se las
dijeron, y nunca más pareció.
Haciendo averiguación de esto en México, y hallase ser todo así, y á
aquella mujer se le volvió la honra, aunque ya era casada cuando sucedió. No se
descubre el nombre del difunto por su honra.
La obsidiana
Leyenda mexicana que relata
porque se le dio el nombre "obsidiana" a esta roca de origen
volcanico.
Reseña: La
obsidiana es una roca o mineral de origen volcanico compuesta por silicatos
alumínicos y oxidos sílicos. Sus usos varian entre objetos de ornato como
espejos, figuras que imitan modelos prehispánicos, formas de animales y muchas
más. También se utiliza como adorno en construcciones de pisos y paredes y
hasta en plazas de ciudades.En un pasado remoto se fabricaban puntas de flechas
y lanzas.
Cuenta la leyenda mexicana que en los tiempos de los indígenas, cuando la vida era muy difícil y el hombre tenía que luchar contra inmensas bestias salvajes para poder alimentarse, ocurrió un acontecimiento que cambió la vida de esa comunidad. En cierta ocasión salieron los hombres de ese gremio a cazar un gran mamut para el abastecimiento de varios días; mientras las mujeres y los niños se quedaban en la cueva en compañía de los ancianos.
Esas
cacerías llegaban a durar varios días por lo que los ancianos tenían la
obligación de cuidar a las mujeres y niños, pero como no tenían armas
para defenderse buscaron por toda la cueva algo que les ayudara a defenderse
del ataque de unas hienas.
De pronto Obsid el pequeño hijo del más valiente guerrero se percató de una piedra negra y filosa que estaba en el suelo; la tomó y la amarró a un palo que tomó de entre escombros, lo lanzó con gran fuerza y enorme fue la sorpresa de todos al darse cuenta que se desplumaba una hiena mientras las demás salieron huyendo.
El ingenio y creatividad de Obsid lo llevaron a recibir los honores de la tribu, fue nombrado guerrero de la aldea y en su honor le llamaron a aquella piedra "Obsidiana", siendo ésta utilizada posteriormente para la elaboración de instrumentos de caza.
En el Pico de Orizaba, sobre el flanco oeste se localizó una superficie que mostraba restos de Obsidiana; también existían minas de Obsidiana al norte del Pico de Orizaba de los mineros prehispánicos; un grupo de montañesas descubrieron fragmentos de obsidiana; en el sitio arqueológico de El Solitario se encontraron grandes cantidades de obsidiana, el material corresponde al Posclásico Temprano (850-1,250 dne); Amacuilecatl es un sitio asentado en el húmedo cráter a 4,320m en el flanco oriental de la montaña denominado Valle de Mirapuebla se encontraron dos fragmentos de Obsidiana prismática a diferentes niveles; etc.
Aparición en la Basílica
Una de las leyendas que todavía se cuentan en nuestra ciudad, es la que
dicen las personas que visitan la Basílica de
Guadalupe o los que por sus circunstancias duermen en la escalinatas de dicho
lugar. Cuentan que hay ocasiones en las que ha sido vista una mujer que sale de
la Basílica vieja, portando una vela encendida, sin que el intenso viento
nocturno o una lluvia torrencial apaguen su flama . La mujer camina en dirección
a la Nueva Basílica y para sorpresa de muchos atraviesa las paredes del
edificio.
Algunos curiosos y otros que han sabido dominar el miedo han sido
testigos de que ya en el interior de la Nueva Basílica, la mujer deja la
vela como ofrenda y después de rezar una oración desaparece.
Tal vez se trata de un alma en pena que tiene como manda hacer la visita al sagrado recinto o puede
ser la manifestación de algún compromiso que dejó de cumplir la persona a quien
perteneció dicha imagen. No lo sabemos pero queda el misterio de dicha aparición.
Leyenda Azteca sobre la creacion del maiz.
Los
huicholes estaban cansados de comer cosas que no les gustaban.
Querían
alguna cosa que pudieran comer todos los días, pero de maneras diferentes.
Un joven huichol oyó hablar del maíz y
de sus famosos mets, unas tortillas, los chilaquiles y la sopa de tortilla que
se preparaba con este cereal.
Pero el maíz
se encontraba muy lejos, al otro costado de la montaña. Eso no lo desalentó y
se puso en marcha.
Al cabo de
poco tiempo vio una hilera de hormigas y como él sabía que ciertas de ellas
eran las guardianas del maíz, las siguió.
Pero cuando el joven se durmió, las hormigas, sin ningún problema, se devoraron todas sus vestimentas, dejándolo sólo con su arco y sus flechas.
Sin ropas y hambriento el huichol se puso a lamentar. Fue entonces que un pájaro se posó sobre un árbol próximo. El joven apuntó su arco sobre él, pero el pájaro le regañó y le dijo que ella era la Madre del maíz. Lo invitó a seguirla hasta la Casa del Maíz donde ella lo autorizaría a tomar todo lo que él buscaba.
En la Casa de Maíz se encontraban cinco bellas doncellas, las hijas de la Madre del Maíz: Mazorca Blanca, Mazorca Azul, Mazorca Amarilla, Mazorca Roja y Mazorca Negra.
Mazorca Azul lo encantó con su belleza y su dulzura. Se casaron y volvieron a la villa Huichol.
Como él no tenía aún casa, durmieron un tiempo en un lugar dedicado a los dioses.
Después, como por encantamiento, la casa de los recién casados se llenaba cada día de espigas que la decoraban como flores.
Las gentes venían de todas partes porque Mazorca Azul les ofrecía espigas a manos llenas.
La bella esposa enseñó a su marido a sembrar el maíz y a cuidar los cultivos. Enterándose qué delicias ofrecía este nuevo alimento, los animales intentaron robarle. Mazorca Azul enseñó a las gentes a colocar fuego alrededor de los cultivos para espantar a las bestias en busca de espigas tiernas.
Los Ancianos cuentan que Mazorca Azul, después de haber enseñado todo lo que ella sabía, se molió ella misma y es de esta forma que los hombres conocieron el excelente atole, una bebida caliente que se prepara con granos de maíz.
LEYENDA DE LA CAÑADA DE LAS VIRGENES (URUAPAN)
En uno de los recovecos de la sierra
Madre Occidental, rompiendo las rocas a una altura considerable, un alegre
chorro de agua irrumpía al vacío y caía generoso sobre un estanque cristalino
de fondo verde y peces amarillos. Como las arrugas de la sierra eran muy
apretadas por allí, no había quién disfrutara del agua fresca que salía de las
montañas. A veces los pobladores de Uruapan o sus alrededores se acercaban en
osadas excursiones, pero eran muy pocos los valientes porque sobre el lugar
pesaba una obscura leyenda. Según algunos, las pruebas de que era cierta yacían
a un lado del estanque, se trataba de tres rocas dispuestas dos de ellas
formando una cama y la tercera, de forma triangular y puntiaguda, tirada a un
lado.
La gente contaba que en tiempos prehispánicos
allí se reunían los mexicas de los alrededores a realizar los sacrificios que
la ley de los tarascos les impedía hacer en Michoacán. De boca en boca se decía
que las vírgenes sacrificadas habían quedado atrapadas en las paredes y las
cuevas de la cañada. Y más de alguna persona tenía un conocido cuyo primo o
hermano se había ahogado allí.
"A los hombres que entran, las vírgenes les jalan los pies", decía la gente.
"A los hombres que entran, las vírgenes les jalan los pies", decía la gente.
A principios de 1795 llegó a Uruapan Carlos de
Labastida, un empleado del gobierno borbónico que estaba en Michoacán debido a
los rumores de que allí se sembraba tabaco, lo que era ilegal según las leyes
españolas. Labastida recorrió todas las zonas montañosas cuyo clima resultase
propio para sembrar la planta prohibida, sin hallar nada que confirmase el
rumor. Casi al finalizar la búsqueda, don Carlos se topó con la Cañada de las
Vírgenes , cuyo fresco estanque lo convidó a tomar el baño de aquel mes.
Don Carlos entró a las aguas en
compañía de uno de sus ayudantes, que era su hijo, de nombre Ignacio. A la
vista del resto de la expedición compuesta por tres personas más, los Labastida
tomaban su baño y de pronto se hundieron bajo el agua, yéndose cada vez más a
lo profundo jalados por muchas manos.
En el fondo del estanque, las vírgenes
llenaron de besos y caricias a los Labastida, manteniéndolos vivos con su
irresistible aliento cavernoso y mágico. Eran una treintena de mujeres cuyas
almas, solitarias y ardientes, estaban dispuestas a satisfacer los deseos de
sus cuerpos mutilados, sin corazón. Pero las vírgenes no podían hacerlo con los
vivos, así que propusieron a los Labastida un trato: la vida de los tres
hombres que estaban en la superficie a cambio de las suyas. Los hombres debían
llegar al fondo del estanque sin corazón que les latiera. Ellos debían
sacárselo a cada uno con las tres piedras de la superficie.
Pocos días más tarde, pasó don Carlos
por la ciudad de Uruapan y se fue para Valladolid sin despedirse debidamente de
aquellos que le habían dado cobijo. El funcionario borbónico regresó a la
ciudad de México, donde expidió su renuncia al gobierno aduciendo motivos de
salud. Poco más tarde embarcó en Veracruz con rumbo a la Coruña y de vuelta en
su natal Cuenca abandonó familia y riquezas y se metió a un monasterio, lo mismo
que su hijo Ignacio.
Se cuenta que muchos años después, en
la cañada de las vírgenes el agua seguía hermosa y la vegetación exuberante,
pero algo había cambiado. Un campesino de la región cayó al estanque por
accidente y pudo salir del agua ayudado por una cuerda, sin que nadie le jalara
los pies. Creyéndolo un milagro, el hombre llevó al cura a que bendijera el
agua y para que no quedaran más resabios de la leyenda, el cura mandó que las
tres piedras fueran arrojadas al fondo del estanque.
Sin embargo, la gente no recuperó el lugar, lo volvió a abandonar cuando apareció allí el cuerpo de un español colgado de una rama. Era Ignacio Labastida, que según cuenta la leyenda, había viajado hasta el sitio para expiar sus culpas.
Sin embargo, la gente no recuperó el lugar, lo volvió a abandonar cuando apareció allí el cuerpo de un español colgado de una rama. Era Ignacio Labastida, que según cuenta la leyenda, había viajado hasta el sitio para expiar sus culpas.
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